
La sabiduría sobre nuestra salud reproductiva siempre la hemos gestionado entre mujeres, sobre todo porque conocemos mejor que nadie cómo funciona nuestro cuerpo, cada una el suyo claro. Más allá de la historia y del cientificismo (que nos ha hecho ir entregando y delegando lentamente esa responsabilidad y sabiduría en manos de los médicos para entrar en estereotipos, estadísticas y en lo bueno y lo malo que nos pasa), quería dar algunos recursos y herramientas para volver a tomar nuestro cuerpo, abrirnos a la mirada dulce de nuestro propio amor y gestionar sus cambios como siempre se ha hecho, en casa, de manera natural y sin patologizar los procesos vitales femeninos.
Desde las raíces del dolor hasta la falta de tiempo para gestionarlo, la vida que llevamos se va alejando poco a poco de la naturaleza que nos habita. Las prisas, la alimentación, el sedentarismo, la falta del sentido de la trascendencia y unos vínculos poco saludables hacen que la gestión de nuestra salud en todos sus niveles sea algo heroico. Sin embargo, a todas en la vida nos llega el momento de parar y mirar hacia dentro, si no te das cuenta a través de un salto evolutivo de tu conciencia, es posible que el dolor o alguna patología (cada vez más casos de infertilidad, dolores menstruales, endometriosis, miomas uterinos, ovarios poliquísticos) te lo chille: ¡PARA!
Ha llegado el momento, muchas estamos rompiendo los patrones de sumisión y control, las estructuras arcaicas de moldear y mutilar la naturaleza y a nosotras mismas a nuestro antojo. Pues bien, somos eso, somos la Tierra y como sus hijas tenemos que volver a poner la mirada en nuestro cuidado, priorizar nuestra salud, nuestra sanación y nuestra conexión profunda con los ciclos, las estaciones, la luna… Volver al cuidado sostenible de nuestro planeta es regresar a una mirada profunda y amorosa de nuestro ser femenino. Ir adquiriendo un compromiso firme con nosotras mismas, con nuestra salud y nuestro camino sagrado: “¿qué he venido a hacer como mujer a este maravilloso mundo?”
Siento fuerte como poco a poco estamos despertando individual y colectivamente al llamado de lo femenino en nosotras y en este planeta, milenios de patriarcado han ido socavando nuestro poder de conexión con nuestro cuerpo y con lo femenino en general, tanto a mujeres como a hombres. Todos responsables y víctimas a la vez de que este sistema se siga perpetuando. Así que… ¡acción!
Tomar conciencia de tus cualidades femeninas y del poder y la fuerza que traen a tu vida es una valiosa herramienta para vivir saludables como mujeres.
“¿Y esto me ayuda a recuperar mi salud? ¿Qué es ser femenina? ¿Por qué negar mi feminidad me enferma?” Te estarás diciendo…
El autoconocimiento de por sí es sanador, tomar conciencia de lo que nos pasa te hace tomar las riendas de tu vida y sobre todo saber elegir entre lo que quieres y no quieres en tu cuerpo, en tu mente, en tus emociones, en tus relaciones y en tu espíritu.
Si, queridas y queridos, la información sobre los procesos naturales de la mujer es sanadora. Cuando a una mujer le explicas lo que le está sucediendo desciende su incertidumbre (el miedo produce tensión) sobre su proceso y comienza a albergar una comprensión interna, un recuerdo sensitivo-sensorial y propioceptivo de lo que tiene dentro de sí. Volver la mirada al cuerpo, escuchar lo que necesita, reconstruir las conexiones neuromusculares escindidas debido a la educación y socialización en la ausencia de ellas… Contactar con el cuerpo, saber qué le sienta bien y qué no, identificar qué situaciones, emociones, relaciones te gustan y cuáles no. Y siempre elegir el placer, el bienestar y la salud a una misma como eje a seguir.
Si puedo redefinir qué es lo femenino en mi, qué es lo que me hace mujer, qué cualidades tengo yo que ensalzan esta naturaleza y cómo lo expresa mi cuerpo… Todas estas cuestiones que no nos enseñan es lo que muchas mujeres pasamos media vida buscando, porque la realidad de la identidad de la mujer es que está sometida a unos estereotipos en los que la mayoría no encajamos y si nos sentimos diferentes no es porque seamos parecidas a los hombres, sino porque somos y vivimos de manera diferente, somos Mujeres.
Otro paso para recuperar la salud es reconocer y ver cómo son nuestros órganos sexuales, cómo funcionan. Visibilizar tu sexualidad, respetarla, amarla, abrazarla y expresarla con la naturalidad de ser un proceso de vital importancia para todos los seres vivos. En esta cultura, muchas de las mujeres que acompaño, nunca se han visto, han reconocido ni siquiera han jugado con su vulva y su vagina. Esto crea una clara escisión entre lo que sientes y lo que debes sentir, entre los valores culturales de la sexualidad y tu valor personal sobre tu sexualidad.
Permitámonos experimentar con el cuerpo nuestros deseos, manifestar en la carne hasta que no queramos más, disfrutar más allá de lo prohibido y transgredir todas las corazas mediante dinámicas corporales como el baile, la expresión corporal, la sexualidad consciente, la biodanza, el yoga, cualquier movimiento de tu cuerpo que te de gusto, placer y bienestar. Eso es salud! Tu energía vital tiene movimiento, muévete!
Nuestro cuerpo está diseñado para estar en bipedestación y en movimiento, nuestros ancestros eran nómadas. Tu cadera, pelvis, sacro, espalda, toda tu estructura ósea está hecha para moverse y caminar. Si quieres una salud vibrante comprométete con el cultivo de tu energía vital a través del movimiento, la sexualidad y el placer consciente.
Respeta tus decisiones de movimiento y también de descanso, somos cíclicas: la mitad de nuestro ciclo menstrual está dirigido a poner nuestra energía fuera y la otra mitad a dedicar nuestra energía a la reflexión y a lo interno, es normal que en algunos momentos no puedas más y necesites descansar para volcar la energía en tu cuidado interior.
Las mujeres hacemos las ¾ partes del trabajo mundial (¡ojo!), la mayoría nos encargamos de criar, cuidar, limpiar y sostener el hogar además de trabajar. Permítete descansar cuando así lo sientas, saber escuchar a tu cuerpo te va a ayudar a conocer tus límites y romper la espiral de sacrificio. Además de entrenar poco a poco tus límites saludables.
Nutrirse con alimentos de calidad en cada fase de nuesto ciclo, decir NO a los alimentos que me enferman o no me sientan bien es ir aumentando poco a poco el respeto por tu vida y por tu cuerpo más allá de tener el peso deseado. Saber que la comida puede ser un gran placer cuando te sienta bien y hacer alquimia personal con ella, y sobre todo, comer es una decisión que implica al cuerpo y a la mente. Apoyarte en la alimentación para tener una salud radiante es más que una recomendación, debería ser una cuestión vital para la mujer ya que nuestro equilibrio hormonal depende de lo que ingerimos, incluso nuestras emociones dependen de lo que ingerimos… Puedes comer cuando el pulso interno de tu cuerpo te lo pida, cuando la mente tome una decisión pero también sabemos que a veces ese impulso es emocional. Reconocer qué me lleva a comer y por qué es ya tener buena conciencia de tu nutrición como mujer.
Priorízate: tu salud merece ser escuchada porque sin ti no vas a ninguna parte, tu hermoso cuerpo es el vehículo para hacer todo lo que haces en tu vida, todas esas cosas maravillosas que tanto te hacen gozar.
Enamorarse de una misma es tomar las riendas de tu vida, priorizar tu salud, tu sanación y cuidado. Aprender a mirar dentro de ti te da la libertad para gestionar tu vida con tus propios recursos y a tu modo.
Y en el Día de las Enamoradas puedes celebrar que solo tú eres la dueña de tu vida y la que más dicha puede poner en ella. No hay nada más hermoso que compartirse desde ahí, desde la dicha, la alegría y el amor…
Feliz día del amor a una misma!
.
.
Si quieres saber cómo puedo acompañarte a través de las consultas y sesiones online puedes dejar tu comentario aquí en el formulario. También puedes ver qué cuentan las mujeres que han hecho un recorrido terapéutico conmigo en el apartado de testimonios AQUÍ